jueves, febrero 14, 2008

aMoR pOr lA eTerniDad


En un tiempo, para muchos miembros de la Iglesia de todo el mundo, el realizar el sueño de casarse en el templo parecía estar totalmente fuera de su alcance. Los templos solían estar tan lejos que considerar seriamente el casarse parecía algo de un cuento de

hadas. Pero con cada templo que se construye, cada vez son más las parejas que pueden

iniciar su vida de casados con las bendiciones de un sellamiento en el templo. Sin embargo, antes de la boda hay un noviazgo. ¿Dónde se conocen estos jóvenes y jovencitas Santos de los Últimos Días? ¿Qué hacen a medida que se preparan para ir al templo? Las siguientes son historias de parejas jóvenes que recientemente contrajeron matrimonio en el templo. Sus historias de dónde y cómo se conocieron, cómo lucharon por el sueño común de casarse en el templo y cómo hallaron felicidad en sus esfuerzos sirven de inspiración a otras personas que anhelan casarse en el templo en el futuro.

Todas estas historias tienen varias cosas en común. En primer lugar, la mayoría de las parejas se conocieron en una actividad de la Iglesia y, por lo general, tuvieron que realizar un gran esfuerzo por asistir a dichas actividades. En segundo lugar, se fijaron la meta de casarse en el templo; y en tercer lugar, llevaron una vida digna y se prepararon para ir al templo.

Justin y Tiffany Walker, Estados Unidos

Aunque actualmente Justin y Tiffany residen en Utah mientras terminan sus estudios, crecieron a cientos de kilómetros el uno del otro. Tiffany se crió en Columbus, Ohio, y la familia de Justin vivía en Roanoke, Virginia, ambos en entornos en su mayor parte ajenos a los Santos de los Últimos Días. Probablemente nunca se habrían conocido de no haber sido porque ambos decidieron hacer todo lo que estuviera a su alcance por asistir a una universidad donde hubiera otros miembros de la Iglesia. Ambos eligieron asistir a la Universidad Brigham Young—Idaho y se les asignaron asientos contiguos en la clase de geología. Al principio, Justin, un ex misionero de la Misión Inglaterra Londres Sur, era reservado (él insiste en que sólo intentaba concentrarse), pero no tardaron en entablar unas conversaciones animadas. Conforme se desarrollaba su amistad, ésta se transformó

en noviazgo, pero como durante los veranos tenían que estar apartados el uno del otro, ese noviazgo duró más de dos años y medio, tiempo durante el que ambos descubrieron que compartían un fuerte deseo de casarse en el templo. Tiffany dice: “Comencé a desarrollar el deseo de casarme en el templo cuando me di cuenta de que había convenios especiales que yo podía concertar allí, pero que no podían hacerse en ningún otro lugar. Sabía que si me casaba en el templo, no habría ningún otro lugar que fuera más adecuado”.

Aries y Lowenna Janssens, Inglaterra

La primera vez que Aries y Lowenna se vieron fue en un baile de jóvenes adultos solteros. Fue sólo una mirada; ni siquiera se hablaron. Seis meses más tarde, Aries y un par de amigos viajaron 190 kilómetros para acudir a una actividad de los jóvenes adultos solteros, la que tenía como motivo dar la bienvenida a los nuevos inquilinos de la residencia estudiantil de Lowenna. Él dice: “Supongo que el hacerlo era algo normal, dado que los jóvenes adultos viven tan distanciados unos de otros”. Ambos se reconocieron del baile y Aries no perdió ni un segundo en invitar a Lowenna y a su hermana a acompañarlo a una actividad de esquí náutico con tabla 36 [wakeboarding]. Lowenna y su hermana no fueron a causa de que habría sido muy difícil para Aries recogerlas y volverlas a llevar a una distancia considerable, pero siguieron riéndose un par de veces al mes en bailes y otras actividades. Llegaron a ser buenos amigos. A medida que sus sentimientos el uno por el otro aumentaban, se llamaban con regularidad y conversaban por teléfono. Como dice Lowenna: “Nuestros sentimientos eran más fuertes que los que habíamos experimentado con otros chicos y chicas. Ambos deseábamos ser lo mejor que pudiéramos ser para el otro”. Aries decidió proponerle matrimonio, compró un anillo en secreto y venció la aterradora tarea de pedir el permiso del padre de Lowenna. La pareja planeó un paseo hasta una bella catarata en un lugar al que Aries iba mucho cuando era pequeño. Cuando Aries se arrodilló para buscar el anillo en la mochila, Lowenna, creyendo que él deseaba tomarse la relación con más calma, le dijo: “¿Hay algo que deseas cambiar en nuestra relación?”. Aries contestó: “De hecho, sí. Me gustaría cambiar muchas cosas”. Y sacó la cajita con el anillo. La pareja comenzó a trazar planes de inmediato y se casaron diez semanas más tarde en el Templo de Preston, Inglaterra, siendo el abuelo de Lowenna el que efectuó el sellamiento. Lowenna dice: “El Espíritu se sintió muy fuerte durante todo aquel día y sirvió de excelente introducción al Evangelio para nuestros familiares y amigos que no eran miembros de la Iglesia. Sentíamos que no había nada más importante en esta vida que nuestro matrimonio eterno. Estamos muy agradecidos por la fortaleza que nos aportamos mutuamente durante el noviazgo, lo cual nos permitió entrar dignamente en la casa de nuestro Padre para hacer convenios sagrados que hoy día nos guían en nuestra

vida matrimonial”

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