domingo, enero 11, 2009

El fortalecimiento del yo interior


POR EL PRESIDENTE JAMES E . FAUST
liahona febrero 2003
....Ansiamos edificar la fortaleza y el carácter
moral interiores de los miembros de la Iglesia
en absoluta armonía con las siguientes declaraciones
de los profetas y apóstoles modernos:
Nuestro objetivo principal [es el
establecimiento de]... independencia, laboriosidad,
ahorro y respeto propio”
Nuestro
“verdadero objetivo..., a largo plazo, es edificar
el carácter de los miembros de la Iglesia...
rescatar lo más noble de su interior y hacer
que florezca y dé fruto la riqueza latente de
su Espíritu, lo cual —después de todo— es la
misión, el propósito y la razón de ser de esta
Iglesia”
Al planear las actividades, se debe comenzar
relacionándolas con las necesidades
espirituales de los miembros, incluso el facilitarles
oportunidades para que presten servicio
significativo a los demás y, por propia elección,
para que tomen parte en actividades apropiadas
de carácter cultural, educativo, recreativo
y social aprobadas por los líderes del sacerdocio. Debemos
recordar que el éxito de determinada actividad no se puede
juzgar siempre por el número de personas que asistan a ella,
sino más bien por el efecto que surta en su vida. Debe existir
la clara comprensión de que los principios son más importantes
que los programas y que la gente es más
importante que las organizaciones
. Al buscar el fortalecimiento
del hombre interior mediante el Espíritu de Dios, intentamos
enseñar principios y pautas más que promover
programas.

el presidente Harold
B. Lee (1899–1973) aconsejó que el ser miembros de la
Iglesia “debe significar algo más que el hecho de estar inscrito
como miembro de la Iglesia, con un recibo de diezmos,
una cédula de miembro, una recomendación para el
templo, etc.; significa vencer la tendencia a criticar y esforzarse
constantemente por mejorar en lo que respecta a superar
las debilidades interiores y no tan sólo las apariencias
exteriores”4.
Admitimos que muchos de los adultos solteros miembros
de la Iglesia quizás carezcan de las bendiciones que
desean tener en este momento; no obstante, ellos son
iguales a los demás santos en su habilidad de guardar los
dos grandes mandamientos y de ser abundantemente
bendecidos y fortalecidos por ello. La calidad de su espiritualidad
y de su devoción al Maestro puede ser tan satisfactoria
para ellos como lo es para cualquier otra persona.
De igual modo, la calidad de su bondad hacia los demás
puede ser tan significativa y reconfortante como el servicio
que rinde cualquier otra persona.

Todas las cosas son espirituales
El fortalecimiento del yo interior acontecerá
a medida que los santos se fortalezcan espiritualmente.
La admonición a los gálatas
fue: “Porque el que siembra para su carne, de
la carne segará corrupción; mas el que siembra
para el Espíritu, del Espíritu segará vida
eterna” (Gálatas 6:8). Los problemas cederán

Para fortalecer en mayor grado el hombre
interior, primero hay que purgarlo y limpiarlo
de toda transgresión. El andar en compañía
del mal hace que todo nuestro ser muera espiritualmente.
La fuente espiritual de nuestra
vida no manará a menos que todas las transgresiones,
en especial las relacionadas con las
bajezas morales, sean purgadas. No sólo me
refiero a los pecados sexuales, sino también a
cualquier tipo de fechoría, entre las que se incluyen
el mentir, engañar, robar y herir consciente
o imprudentemente a los demás.
ante una solución espiritual, pues las leyes superiores
están relacionadas con lo espiritual.

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