En todas las decisiones importantes de nuestra vida, lo más fundamental es hacer lo correcto. Segundo, y tan sólo un poco más atrás que lo primero, es hacer lo correcto en el momento oportuno.
Aquellos que hacen lo correcto en el momento inoportuno pueden sentirse frustrados e ineficaces; pueden inclusosentirse confusos en cuanto a si hicieron lo correcto, cuando en realidad lo erróneo no fue la decisión, sino el momento.
“Mas todas las cosas tienen que acontecer en
su hora” ( D. y C. 64:31–32).
El primer principio del Evangelio es fe en el Señor Jesucristo. Fe significaconfiar: confiar en la voluntad de Dios, confiar en Su manera de hacer las cosas y confiar en Su horario, en vez detratar de imponerle el nuestro.
El élder Neal A. Maxwell, delQuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “En lo referente a nosotros, la cuestión reside en confiar en Dios lo bastante como para confiar también en Su tiempo. Si realmente pudiéramos creer que el Señor quiere lo mejorpara nosotros, ¿acaso no le
permitiríamos desplegar Sus planescomo Él considerara mejor?
Al servir en la Iglesia del Señor, debiéramos recordar que el ¿cuándo? es tan importante como el ¿quién?, el ¿qué?, el ¿dónde? y el¿ cómo? Nosotros nos preparamos tal y como ha dicho el Señor; nos mantenemoslistos para actuar en el tiempo
del Señor. Será Él quien nos diga que ha llegado el momento de dar el paso siguiente. Hasta entonces, no tenemos más queconcentrarnos en nuestras propias asignaciones y en lo que se nos ha pedido hacer hoy; en este punto, somos conscientes de lo que ha dicho el Señor: “...apresuraré mi obra en su tiempo” (D. y C. 88:73).
Un gran pasaje de Doctrina y Convenios declara que recibiremos una experiencia espiritual concreta “en su propio tiempo y a su propia manera, y de acuerdo con su propia voluntad”
(D. y C. 88:68). Ese principio se aplica a la revelación y a todos los acontecimientos más
importantes de nuestra vida: el nacimiento, el matrimonio, el fallecimiento, e incluso a nuestras
mudanzas de un sitio a otro.
No basta con seguir el camino correcto, sino que debemos hacerlo en el momento adecuado; y si no lo es, debemos adecuar nuestros hechos al horario del Señor, tal comolo ha revelado por conducto de Sus siervos.
Debido a la existencia de elementos sobre los que no tenemos controlalguno, no podemos planificar ni llevar a cabo todo lo que deseamos. Viviremos muchas cosas importantes
que no habíamos incluido en nuestros planes, y no todas ellas serán bienvenidas. Aun nuestros deseos más justos tal vez no se realicen, o se hagan realidad de diversos modos o en momentos diferentes de aquellos esperados.
El determinar el momento más oportuno para contraer matrimonio tal vez sea el mejor ejemplo de un acontecimientoextremadamente importante en nuestra vida, perouno que resulta casi imposible de planificar. Al igual que sucede con otros acontecimientos terrenales que dependen del albedrío de otras personas o de la voluntad y del tiempo del Señor, el matrimonio no se puede anticipar niplanear con seguridad. Podemos, y debemos, trabajar yorar en pos de nuestros deseos justos, pero a pesar de haberlo hecho, muchas personas seguirán siendo solteras
más tiempo del deseado.
Entonces, ¿qué se debe hacer mientras tanto? La fe en el Señor Jesucristo nos prepara para aquello que nos depare la vida, para reaccionar correctamente ante las oportunidades que se nos presenten: aprovecharnos de las que recibimos y superar las decepciones de las que perdemos. Al ejercer esa fe, debemos comprometernos en cuanto a cuáles serán las prioridades y las normas que seguiremos en circunstancias o cuestiones que no controlamos, y debemos persistir fielmente en dichos compromisos sin importar lo que nos suceda a causa del albedrío de los demás o del tiempo del Señor. Al obrar así, tendremos en nuestra vida una constancia que nosproporcionará guía y paz.
Cualesquiera que sean las circunstancias que escapen a nuestro control, nuestros compromisos y nuestras normas deben ser constantes.
La fe y el confiar en el Señor nos fortalecen para aceptar y perseverar sin importar lo que suceda en nuestra vida.
Aquellos que hacen lo correcto en el momento inoportuno pueden sentirse frustrados e ineficaces; pueden inclusosentirse confusos en cuanto a si hicieron lo correcto, cuando en realidad lo erróneo no fue la decisión, sino el momento.
El tiempo del Señor
Lo primero que deseo decir al respecto es que el Señor tiene Su propio horario: “...mis palabras son ciertas y no fallarán”, enseñó el Señor a los primeros élderes de esta dispensación.“Mas todas las cosas tienen que acontecer en
su hora” ( D. y C. 64:31–32).
El primer principio del Evangelio es fe en el Señor Jesucristo. Fe significaconfiar: confiar en la voluntad de Dios, confiar en Su manera de hacer las cosas y confiar en Su horario, en vez detratar de imponerle el nuestro.
El élder Neal A. Maxwell, delQuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “En lo referente a nosotros, la cuestión reside en confiar en Dios lo bastante como para confiar también en Su tiempo. Si realmente pudiéramos creer que el Señor quiere lo mejorpara nosotros, ¿acaso no le
permitiríamos desplegar Sus planescomo Él considerara mejor?
Al servir en la Iglesia del Señor, debiéramos recordar que el ¿cuándo? es tan importante como el ¿quién?, el ¿qué?, el ¿dónde? y el¿ cómo? Nosotros nos preparamos tal y como ha dicho el Señor; nos mantenemoslistos para actuar en el tiempo
del Señor. Será Él quien nos diga que ha llegado el momento de dar el paso siguiente. Hasta entonces, no tenemos más queconcentrarnos en nuestras propias asignaciones y en lo que se nos ha pedido hacer hoy; en este punto, somos conscientes de lo que ha dicho el Señor: “...apresuraré mi obra en su tiempo” (D. y C. 88:73).
Un gran pasaje de Doctrina y Convenios declara que recibiremos una experiencia espiritual concreta “en su propio tiempo y a su propia manera, y de acuerdo con su propia voluntad”
(D. y C. 88:68). Ese principio se aplica a la revelación y a todos los acontecimientos más
importantes de nuestra vida: el nacimiento, el matrimonio, el fallecimiento, e incluso a nuestras
mudanzas de un sitio a otro.
No basta con seguir el camino correcto, sino que debemos hacerlo en el momento adecuado; y si no lo es, debemos adecuar nuestros hechos al horario del Señor, tal comolo ha revelado por conducto de Sus siervos.
Debido a la existencia de elementos sobre los que no tenemos controlalguno, no podemos planificar ni llevar a cabo todo lo que deseamos. Viviremos muchas cosas importantes
que no habíamos incluido en nuestros planes, y no todas ellas serán bienvenidas. Aun nuestros deseos más justos tal vez no se realicen, o se hagan realidad de diversos modos o en momentos diferentes de aquellos esperados.
El determinar el momento más oportuno para contraer matrimonio tal vez sea el mejor ejemplo de un acontecimientoextremadamente importante en nuestra vida, perouno que resulta casi imposible de planificar. Al igual que sucede con otros acontecimientos terrenales que dependen del albedrío de otras personas o de la voluntad y del tiempo del Señor, el matrimonio no se puede anticipar niplanear con seguridad. Podemos, y debemos, trabajar yorar en pos de nuestros deseos justos, pero a pesar de haberlo hecho, muchas personas seguirán siendo solteras
más tiempo del deseado.
Entonces, ¿qué se debe hacer mientras tanto? La fe en el Señor Jesucristo nos prepara para aquello que nos depare la vida, para reaccionar correctamente ante las oportunidades que se nos presenten: aprovecharnos de las que recibimos y superar las decepciones de las que perdemos. Al ejercer esa fe, debemos comprometernos en cuanto a cuáles serán las prioridades y las normas que seguiremos en circunstancias o cuestiones que no controlamos, y debemos persistir fielmente en dichos compromisos sin importar lo que nos suceda a causa del albedrío de los demás o del tiempo del Señor. Al obrar así, tendremos en nuestra vida una constancia que nosproporcionará guía y paz.
Cualesquiera que sean las circunstancias que escapen a nuestro control, nuestros compromisos y nuestras normas deben ser constantes.
La fe y el confiar en el Señor nos fortalecen para aceptar y perseverar sin importar lo que suceda en nuestra vida.
Liahona Octubre 2003
POR EL ÉLDER DALLIN H. OAKS
Del Quórum de los Doce Apóstoles
Del Quórum de los Doce Apóstoles
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